ROMA (AP) — Un dentista italiano que presentó un brazo falso para recibir la vacuna contra el COVID-19 dijo que se ha vacunado y que el fármaco “es la mejor arma que tenemos contra esta terrible enfermedad”.
El doctor Guido Russo enfrenta posibles cargos penales por fraude tras haber usado un brazo hecho de silicona la primera vez que acudió a un centro de vacunación en la ciudad de Biella, en el norte del país. Desde principios de año, Italia exige a médicos y enfermeras que se vacunen.
Durante su aparición en el programa de entrevistas La7 de la televisión italiana el miércoles en la noche, Russo insistió en que no estaba intentando defraudar al gobierno ni engañar a nadie porque era obvio que el brazo no era real. Explicó que quería protestar a nivel personal contra la orden.
La enfermera que lo atendió y detectó la prótesis reportó a Russo a sus superiores. El dentista reconoció que su protesta fracasó y dijo se vacunó, esta vez en su brazo, al día siguiente “porque el sistema me obligó”.
“Creo que en este momento la vacuna es la única arma que tenemos contra esta terrible enfermedad, pero debería haber libertad de elección”, agregó.
Russo afirmó que no está en contra de las vacunas y que recibió todas las que le correspondían durante su infancia, agregando que se volvió a poner algunas de ellas durante el verano, incluyendo la del tétanos.
Aunque Italia tiene una tasa de vacunación de cerca del 85% entre su población de más de 12 años que pueden recibirla, las personas de entre 30 y 59 años son las más reticentes y casi 3,5 millones en esa franja de edad no tienen ni la primera dosis.
El gobierno amplió el requisito de vacunación a otros sectores profesionales como policías y maestros.