NUEVA YORK (AP) — ¿Quién fue Jacques-Yves Cousteau exactamente?
Fue oceanógrafo y explorador, pero no tenía un título científico. Fue un ambientalista cuyos viajes a veces eran financiados por compañías petroleras que buscaban sitios de perforación. Fue un cineasta que hizo documentales submarinos de otro mundo, tres de ellos laureados con el premio Oscar al mejor documental, aunque no le gustaba ese término. Prefería “películas de aventuras”.
Quizás el legado de Cousteau sea, apropiadamente, más fluido. Quizás más que cualquier otra cosa, Cousteau simbolizaba un espíritu de aventura ilimitado, llevando a un público lubrificante a mundos submarinos encantados. Una sirena de los mares.
En “Becoming Cousteau” de Liz Garbus, el editor John Soh de “The Undersea World of Jacques Cousteau” de la ABC lucha con la dificultad de etiquetar a Cousteau sólo para concluir que simplemente “era un hombre que miraba al futuro”.
“Becoming Cousteau”, que National Geographic estrena en cines el viernes, intenta enmarcar al singular Cousteau y su legado como uno de los primeros defensores del medio ambiente de aguas cada vez más amenazadas. Es un retrato documental definitorio del oceanógrafo francés, el Steve Zissou de la vida real, como un pez que sólo está contento realmente bajo la superficie.
“Me siento miserable fuera del agua”, dice Cousteau, quien murió en 1993, en una grabación incluida en la película. “Es como si te hubieran dado entrada al cielo y luego te hubieran obligado a volver a la Tierra”.
La película, que estrenará disponible en Disney+ a partir del 24 de noviembre, tiene un pie metido en el místico reino de ensueño creado por Cousteau — la fotografía submarina de otro mundo que realizó con Louis Malle, las elegantes aventuras en alta mar a bordo del Calypso — y otro en la realidad más sobria de la contaminación del océano que Cousteau observó con creciente preocupación. En años posteriores, su popular serie sobre la naturaleza ganadora de un Emmy se volvió cada vez más sombría y siniestra.
“Al final de su vida, creo que se sintió como Cassandra gritándole a todo el mundo sobre esta inminente perdición”, dice Garbus. “Ciertamente él también sufrió comercialmente por eso. Ellos decían, ‘estos programas son una decepción’”.
Garbus, el prolífico realizador de dos documentales nominados al Oscar (“What Happened Miss Simone?” y “The Farm: Angola, USA”) y muchos otros, comenzó a desarrollar la película en 2015. Pero tomó años obtener la aprobación de acceso de la Cousteau Society y sus herederos.
La segunda esposa de Cousteau, Francine Cousteau, y sus dos hijos, Pierre Yves y Dianne, son los productores ejecutivos de la película. (Cousteau también tuvo otros dos hijos: Jean-Michel y Philippe, que murieron en un accidente aéreo en 1979). Trabajar con la familia, dice Garbus, fue “muy complicado”.
“Becoming Cousteau” podrá no ahondar en sus últimos años de lucha por su considerable imperio, incluido el parque temático en bancarrota Cousteau Oceanic Park cerca de París. Pero no rehúye las complejidades de la evolución de Cousteau de un exoficial naval que se zambulló en la Riviera francesa en el Mediterráneo a un explorador y artista de fama mundial, sinónimo del mar que cautivó la imaginación del público.
“No volví a leer ‘La Ilíada’, pero miré hacia atrás a algunas cosas sobre el viaje de Ulises”, dice Garbus. “En el momento final, él está en tierra y le dicen que siga caminando y que traiga el remo para encontrar personas que nunca han visto el mar y contarles sobre él. Y eso es lo que él hizo”.
El legado de Cousteau también incluye la cocreación del Aqua-lung, liberar el buceo submarino de aparatos torpes y dar a luz el uso del buceo. Para Garbus, también abrió el camino para generaciones de cineastas, desde el documental “My Octopus Teacher” (“Mi maestro el pulpo”), ganador del Oscar el año pasado, hasta el director James Cameron. Hace que Garbus se pregunte qué pensaría Cousteau del ecosistema actual de no ficción.
“¿Qué pensaría si estuviera vivo hoy con los servicios de streaming y toda la competencia de contenido documental? Me pregunto si revisaría esa declaración o estaría más orgulloso de ella”, dice Garbus.
“Probablemente no le hubiera gustado sentarse para una extensa entrevista con gente como yo”, agrega. “Pero espero que hubiera sentido que su vida funciona. Este mensaje de conservación es honrado en la película y llega en un momento en que lo necesitamos desesperadamente”.