El paso se produce luego que el presidente Donald Trump tuiteó el domingo que los asistentes de la Casa Blanca deberían recibir la vacuna contra el coronavirus “más tarde en el programa”. Aún así, se prevé que se administren dosis en la Casa Blanca, el Capitolio y otras instalaciones en cuestión de una semana, de acuerdo con funcionarios del gobierno.
Se anticipaba que el comunicado de Trump de actuar más despacio afecte únicamente la prioridad de vacunación para un grupo de centenares, quizás más, de funcionarios que serán inoculados con la vacuna de Pfizer-BioNTech, la cual recibió la autorización para uso de emergencia el viernes.
La distribución pública de la vacuna estará limitada inicialmente a los trabajadores médicos y de apoyo y las personas en hogares de ancianos y otras instalaciones de cuidados a largo plazo.
El número exacto y los cargos de los funcionarios que van a recibir inicialmente las vacunas son confidenciales, de acuerdo con funcionarios del gobierno. No se anticipa que incluya a Trump ni al vicepresidente Mike Pence por el momento. Los legisladores en el Congreso aún no han sido informados sobre el número de dosis que recibirán y aún no se elabora un plan de vacunación, dijo un funcionario.
El plan de inoculación a gran escala está siendo coordinado por el Consejo de Seguridad Nacional, dijeron funcionarios, junto con la Unidad Médica de la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Nacional, la Oficina de Administración y Presupuesto y el Departamento de Salud.
“Altos funcionarios en las tres ramas del gobierno recibirán vacunas de acuerdo con los protocolos establecidos sobre política ejecutiva”, dijo el domingo John Ullyot, vocero del Consejo de Seguridad Nacional. “El pueblo estadounidense debe confiar en que va a recibir la misma vacuna, eficaz y segura, que los altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos bajo la recomendación de los profesionales de salud pública y los líderes de seguridad nacional”.
La decisión de vacunar a los principales funcionarios es coherente con el lanzamiento previo de las máquinas de pruebas rápidas del virus, que fue controlado de forma similar por el gobierno federal, con máquinas reservadas para proteger la Casa Blanca y otras instalaciones críticas.