Mel Nichols, una camarera de 37 años de Phoenix, Arizona, lleva a casa entre 30 y 50 dólares por hora con propinas incluidas. Pero la incertidumbre de cuánto va a ganar cada día es una fuente constante de estrés para ella.
“Por cada día bueno, hay tres días malos”, dijo Nichols, quien ha estado en el sector de servicios desde que era adolescente. “No tienes seguridad sobre cuánto vas a ganar”.
Esa falta de certeza se da en gran medida porque la ley laboral federal en Estados Unidos permite a las empresas pagar a los trabajadores que reciben propinas —como camareros, cantineros y botones— menos del salario mínimo siempre que las propinas de los clientes compensen la diferencia. Los votantes de Arizona y Massachusetts decidirán en noviembre si es una política adecuada permitir que los empleadores trasladen parte de sus costos laborales a los consumidores.
Esa propuesta refleja un debate cada vez más intenso sobre el llamado salario inferior al mínimo o submínimo, que según sus defensores es esencial para la sostenibilidad del sector de servicios y que sus detractores aseguran que hace que los costos laborales no recaigan sobre los empleadores y conduce a la explotación de los trabajadores.
La cantidad que ganan los trabajadores que reciben propinas varía según el estado. Catorce estados les pagan el mínimo federal —un poco más de dos dólares por hora—, y siete dólares por hora a los que no reciben propinas.
En Arizona, los empleadores pueden pagar a los trabajadores que reciben propinas tres dólares menos por hora que a los otros. Con las tarifas actuales, eso significa que su salario base es de 11,35 dólares por hora.
Los votantes decidirán si aprueban una medida respaldada por los republicanos estatales y la Arizona Restaurant Association (Asociación de Restaurantes de Arizona) para reducir un 25% el salario mínimo regular, siempre que el sueldo con propinas esté dos dólares por encima de ese mínimo.
El salario mínimo por hora en Arizona es actualmente de 14,35 dólares, y aumenta anualmente según la inflación.
A los votantes de Massachusetts se les consulta si debe eliminarse el sistema de salario mínimo escalonado.
Allí, los votantes decidirán sobre una propuesta para aumentar gradualmente en el estado el salario de los trabajadores que reciben propinas —que es actualmente de 6,75 dólares por hora— hasta que alcance el salario mínimo regular en enero de 2029. Fue presentada por One Fair Wage (Un Salario Justo), una organización sin fines de lucro que trabaja para poner fin al salario inferior al mínimo.
Si los votantes aprueban la propuesta, el llamado Estado de la Bahía se uniría a siete estados que actualmente tienen un salario mínimo único. Michigan pronto se unirá a ese grupo después de que un fallo de la Corte Suprema del estado en agosto iniciara la eliminación gradual del salario submínimo.
“Cuando no ganas el dinero que deberías ganar para pagar tus facturas, es un problema para ti”, dijo James Ford, quien ha trabajado en el sector de la hostelería desde hace mucho tiempo, en Detroit. “(El fallo) me hace pensar que estamos avanzando”.
Otros estados también tienen propuestas salariales en la papeleta. En California, los votantes decidirán si se aumenta el salario mínimo por hora de 16 a 18 dólares para 2026, lo que lo convertiría en el más alto del país. En Alaska y Missouri se propone aumentar gradualmente los salarios mínimos a 15 dólares por hora, y también exigir licencia remunerada por enfermedad.
En los últimos dos años, Washington D.C. y Chicago también han comenzado a eliminar el salario submínimo.
Y el salario mínimo, además, ya se metió en la carrera presidencial. Tanto el expresidente Donald Trump como la vicepresidenta Kamala Harris quieren eliminar los impuestos federales sobre las propinas de los trabajadores.
Los patronos deben asegurarse de que los trabajadores reciban el mínimo completo si no ganan lo suficiente con las propinas. Pero no siempre cumplen con la ley laboral federal. Uno de cada 10 restaurantes y bares investigados a nivel nacional por el Departamento del Trabajo de Estados Unidos entre 2010 y 2019 violó una disposición de la Ley de Normas Justas de Trabajo (FLSA, por sus siglas en inglés), lo que resultó en que los establecimientos pagaran 113,9 millones de dólares en salarios atrasados.
El problema afecta de manera desproporcional más a las mujeres, que representan alrededor del 47% de la fuerza laboral de Estados Unidos, pero son casi el 70% de quienes trabajan en profesiones en las que se reciben propinas, según un análisis de la AP de los datos del Censo de Estados Unidos.
En Arizona, el senador estatal republicano J.D. Mesnard, patrocinador de la proposición 138, dijo que la propuesta es una victoria tanto para las empresas como para los trabajadores con salarios más bajos.
“El empleador está protegido en el sentido de que puede preservar esta base más baja, sabiendo que habrá propinas además de eso”, explicó Mesnard. “El trabajador que recibe propinas tiene la garantía de que ganará más que el salario mínimo, que es más de lo que se le garantiza hoy”.
Nichols no lo respalda.
“Reduciría mi salario por hora, y cualquier cosa que reduzca mi salario por hora no es algo que yo quiera apoyar”, manifestó. “No creo que los dueños de los negocios necesiten más recortes de costos laborales”.
La proposición 138 se presentó inicialmente como respuesta a una medida electoral impulsada por One Fair Wage que crearía un salario mínimo único de 18 dólares, pero el grupo abandonó su esfuerzo después de las amenazas de litigio de la asociación de restaurantes ante las firmas de apoyo que recabó.
En su lugar, One Fair Wage se centrará en tratar de aprobar un aumento salarial en el Congreso estatal. Mariana Sandoval, representante estatal demócrata, dijo que espera que en noviembre su partido pueda dar la vuelta a la Asamblea Legislativa estatal, donde los republicanos tienen una mayoría de un escaño en ambas cámaras.
Tras trabajar por propinas durante más de 20 años, Lindsay Ruck, camarera en un restaurante del Aeropuerto Internacional Phoenix Sky Harbor, reportó que se ha enfrentado a una buena cantidad de clientes beligerantes. Pero como las propinas constituyen una parte muy importante de su salario —aproximadamente 60 dólares por hora—, es reacia a hacerles frente.
Para Ruck, lo que se necesita es un salario base más alto, no uno menor.
“Creo que debería haber un solo salario mínimo y que la gente debería recibir propinas además de eso”, dijo Ruck.
La Asociación Nacional de Restaurantes y sus afiliados estatales advierten sobre una reducción de horas, menos empleos y aumentos en los precios del menú si los empleadores no pueden contar con las propinas para pagar a sus trabajadores. Por eso, Dan Piacquadio, copropietario del restaurante Harold’s Cave Creek Corral, en las afueras de Phoenix, espera que los votantes aprueben la proposición 138.
“Ésta es sólo una manera de proteger nuestro sistema actual, que ha estado así durante 20 años, y proteger a los dueños de los restaurantes, mantener los restaurantes asequibles y, lo más importante, mantener muy buenos salarios para todos los trabajadores que reciben propinas”, dijo Piacquadio.
Entre 2012 y 2019, la cantidad de restaurantes y personas empleadas en esos restaurantes creció a un ritmo más rápido en los siete estados que tienen un salario mínimo único en comparación con los estados que pagan el salario mínimo federal para los trabajadores que reciben propinas, reportó la economista laboral Sylvia Allegretto.
“Estamos sentados aquí en un estado que tiene un salario mínimo de 16 (dólares)”, expuso Allegretto desde Oakland, California, donde trabaja en el Center for Economic and Policy Research (Centro para la Investigación Económica y de Políticas), de tendencia izquierdista. “No hay un salario submínimo y tenemos una industria restaurantera próspera”.