Anuncian misa y vigilia en memoria del sacerdote Stanislaw

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La Congregación de la Misión de los Padres Paúles, Parroquia La Milagrosa de Ponce y su párroco, P. Socrate Laupe, C.M., le invitan a una Misa de Recordación y a una vigilia en memoria del sacerdote polaco Stanislaw Szczepanik. Los actos se realizarán este próximo viernes 20 de septiembre a las 6:00 pm. La eucaristía sera presidida por el sacerdote polaco P. Casimir Stelmach.

La agresión mortal del religioso Stanislaw ocurrió el viernes 16 de agosto. Se trata del primer asesinato de un sacerdote que se reporta en Puerto Rico desde que mataron al padre Elíseo Castaño en el 1995.

Según la fiscal Gierbolini, la investigación se dirige a dar con él o las personas que golpearon al religioso en diferentes partes del cuerpo hasta dejarlo moribundo. El sacerdote murió el día siguiente en un hospital de Ponce.

El sacerdote Stanislaw, quien al igual que el sacerdote Castaño, era de orden de padres Paúles, corría bicicleta a primeras horas del día -5:25 am.- por el Paseo Lineal que conecta la Iglesia La Milagrosa, donde ofreció misa por varios años, con otros puntos de la Ciudad.

Alguien llamó a la Policía para informar sobre una persona tirada en el pavimento y al llegar los paramédicos encontraron al religioso moribundo, junto a su bicicleta. La sospecha inicial fue que pudo haber caído de la bicicleta.

No obstante, la fiscal Gierbolini explicó que el informe de la autopsia cancela esa teoría debido a los múltiples traumas y dónde estaban ubicados los mismos.

Inicialmente, la Policía informó que el padre Stanislaw tenía hemorragia intracraneal y sufrió un paro respiratorio. Fue atendido por la doctora Blanca Fernández, del Hospital Dr. Pila, en Ponce.

La Fiscalía informó que no tienen sospechoso de lo que ahora consideran un caso criminal y exhortó a la ciudadanía a que si tiene alguna pista que pudiera ayudar a esclarecer el caso, que la comunique a las autoridades.

La fiscal del caso es Heydi Rivera y la agente Clara Feliciano, del Cuerpo de Investigaciones Criminales, en la Comandancia de Área de Ponce. La Fiscalía de Ponce había entrevistado varias personas que conocían al religioso para indagar sobre el mismo y sus rutinas.

El sacerdote Stanislaw, quien tenía 63 años de edad, tres de los cuales ejerció como sacerdote en La Milagrosa, es un misionero polaco que trabajó en Haití, República Dominicana y Puerto Rico.

Aunque el religioso estuvo asignado a la parroquia La Milagrosa, en el centro urbano de Ponce, al momento de morir respondía a la parroquia la Sagrada Familia, de Manatí, Diócesis de Arecibo.

El religioso, quien dejó instrucciones para que sus órganos fueran donados, fue cremado y trasladado a su natal Polonia donde un hermano lo esperaba.

 

 

 

 

Extracto de la columna redactada por el Padre Pedro Ortiz:

El asesinato del Padre Stranislaw – Carpintero de almas

En nuestra convivencia social otro ser humano ha sido víctima de la violencia. En este caso, ha sido un cura que brindaba servicios pastorales en la comunidad de la parroquia La Milagrosa, en Ponce. Pero, es muy posible que quien le asestó el golpe homicida al Padre Stanislaw no supiera a quién estaba matando. Eso es parte de la tragedia que vive nuestro pueblo.

Eso de ejercitarse corriendo bicicleta antes de celebrar la misa del amanecer tiene sus peligros, pero el Padre Stanislaw había vivido muchos peligros en su inquieto caminar por Europa, África y América. Tal vez, si el asesino hubiera sabido quién era, no lo habría convertido en su víctima, o tal vez no le hubiera importado. Pero para el ser humano, el hermano, que cometió el crimen, ahora podría hacer diferencia saberlo.

Padre Stanislaw no era cualquier cura.

No solo fue misionero en lo que hoy es la República Democrática del Congo, en Haití y en República Dominicana, sino que fue director espiritual del Seminario de Kinshasha, en el Congo, así como del Seminario de Cracovia, en su Polonia natal. Fue también director espiritual de las Hijas de la Caridad en Puerto Rico y fue director general de misiones polacas. Esos puestos importantes habrían bastado para muchos para asumir poses de importante. Pero, de nuevo, Stanislaw no era cualquier cura.

Era carpintero, con tal grado de perfección que era también ebanista.

Tras el paso del huracán María, el Padre Stranislaw se lanzó a barriadas de Ponce con su caja de herramientas y se las pasaba, hasta altas horas de la noche, ayudando a reparar casas pobres que habían perdido el techo. Ya rondaba los sesenta años cuando se echó al cuerpo esa tarea, por la gente de su querido Ponce, por las familias que quedaron sin dónde guarecerse de las inclemencias del tiempo.

Stanislaw predicó martillo y serrucho en mano, como de verdad un misionero predica, con su obra comprometida con los más necesitados.

Las vidas tristes y las conciencias raídas de quienes tienen por cotidiano quitarle a los demás lo que pueden, desde propiedades hasta sus vidas, no registran muchas veces el valor que tienen aquellos a los que atacan. Tal vez no les importe.

Pero tal vez, hay un ser humano en Ponce que al leer esto encuentre lo que le quitó a Puerto Rico. Toda vida tiene valores únicos, insustituibles, inclusive la del asesino. Haber matado a este carpintero de almas fue muy grave.