Cada vida que se apaga por el suicidio deja una herida en una familia, en una comunidad y en el alma de Puerto Rico. En el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, la administradora de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), Dra. Catherine Oliver Franco, hace un llamado a la reflexión, al apoyo mutuo y a la esperanza.
“No podemos ser indiferentes ante el dolor de quienes sienten que ya no tienen salida. La prevención del suicidio no es solo un esfuerzo clínico, es un compromiso humano y colectivo. Desde ASSMCA reafirmamos nuestra misión de acompañar a nuestro pueblo con amor, con servicios accesibles y con herramientas de bienestar, porque cada vida cuenta, y cada vida merece ser vivida con dignidad y esperanza”, expresó la doctora Oliver Franco.
Por su parte, la gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González Colón, indicó que “en nuestro programa de gobierno tenemos como prioridad atender la salud mental y con ello la prevención de suicidio abordando brechas y promoviendo un enfoque coordinado para su prevención. Por eso, con ASSMCA seguimos creando espacios donde las personas puedan sentirse escuchadas, valoradas y abrazadas en su vulnerabilidad. El acceso a profesionales de la salud está a solo una llamada con la Línea PAS y los múltiples canales de comunicación que tiene la agencia para ofrecer ayuda en todo momento de manera gratuita”.
De acuerdo con la administradora de ASSMCA, existen múltiples señales que pueden alertarnos sobre una persona en riesgo. Entre ellas se encuentran los cambios drásticos en la conducta, que van desde un comportamiento agresivo o pasivo, hasta la pérdida de interés en actividades cotidianas o en el trabajo. También se pueden observar alteraciones en los hábitos de comer y dormir, consumo de alcohol o drogas, miedo a la separación, cambios súbitos en la personalidad o en el estado de ánimo, e incluso manifestaciones más preocupantes como la obsesión con la muerte, el reparto de objetos muy queridos, la preparación de un testamento, la presencia de una autoestima baja o la vivencia de eventos humillantes. Todo esto puede estar acompañado de un sentimiento profundo de desesperanza.
“Una persona que atraviesa por pensamientos suicidas suele sentirse sola, incomprendida y convencida de que a nadie le importa. Experimenta la sensación de que nadie la escucha ni la entiende y cree que no existe solución para sus problemas. Ese estado la lleva a sentirse atrapada en la desesperación y sin fuerzas para continuar”, explicó la Titular de ASSMCA.
Acto seguido la Administradora agregó que “muchas veces el dolor interior se manifiesta en palabras que no deben pasarse por alto. Expresiones como ‘Voy a matarme’, ‘Mi familia estará mejor sin mí’, ‘Quiero morir’, ‘No quiero seguir viviendo’ o ‘No tengo por qué o por quién vivir’ son claros gritos de auxilio que deben ser atendidos con seriedad y empatía”.
Para la doctora Oliver Franco es importante que, ante cualquier señal, la intervención debe ser inmediata. “Es vital tomar en serio lo que la persona expresa, no dejarla sola y brindarle un espacio de escucha y comprensión. Validar sus sentimientos, facilitar que pueda expresar sus emociones y, sobre todo, referirla a un profesional de ayuda puede marcar la diferencia y salvar una vida.
La Dra. Oliver Franco le recordó a la ciudadanía que si necesitan ayuda la agencia cuenta con la Línea PAS, un recurso de apoyo gratuito, confidencial y accesible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a través del 1-800-981-0023, 9-8-8, y mediante el Sistema de Videollamadas en Lenguaje de Señas para Personas Sordas (VRS) al 787-615-4112. De igual forma, está disponible el chat en línea a través de lineapas.assmca.pr.gov, para quienes prefieren comunicarse por escrito. “Profesionales de la conducta están listos para escuchar, orientar y acompañar. Buscar ayuda no es un signo de debilidad; es un acto de valentía y amor propio”.
Finalmente, la funcionaria reafirmó que hablar salva vidas, escuchar sana corazones y acompañar siembra esperanza. El llamado es a que juntos construyamos una cultura de empatía y solidaridad porque en Puerto Rico cada vida cuenta, y siempre habrá razones para vivir.