WASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden empieza este año electoral evocando la Guerra Revolucionaria para conmemorar el tercer aniversario del asalto al Capitolio y visitando la iglesia en Carolina del Sur donde un hombre blanco masacró a feligreses negros, en un intento por advertir de la manera más dramática posible que estas elecciones podrían determinar el futuro de la democracia estadounidense.
El sábado, Biden viajará a las cercanías de Valley Forge, Pensilvania, donde George Washington y su ejército revolucionario soportaron un cruel invierno hace 250 años. Allí denunciará al expresidente Donald Trump y la turba de seguidores suyos que asaltaron al Capitolio el 6 de enero de 2021 en un intento por evitar la transición pacífica del poder.
Dos días después, el mandatario visitará la iglesia Mother Emanuel AME Church en Charleston, Carolina del Sur, donde nueve personas fueron asesinadas a tiros por un supremacista blanco en junio de 2015.
La decisión de arrancar la campaña con advertencias sombrías en vez de una orgullosa enumeración de sus logros refleja el empeño del equipo de Biden por dejar claro lo que está en juego en las elecciones de noviembre. En ambos eventos, Biden pintará a su predecesor como una clara amenaza a los principios fundacionales de la nación, argumentando que Trump tratará de socavar la democracia estadounidense si gana un segundo turno presidencial.
“Estamos gerenciando una campaña como si la suerte de nuestra democracia depende de ello, porque es así”, dijo Julie Chavez Rodriguez, la jefa de campaña de Biden, en una conferencia con reporteros.
Trump, quien enfrenta 91 cargos penales por sus esfuerzos por revertir su derrota ante Biden, además de otros procesos, argumenta que es Biden y los demócratas los que tratan de vulnerar la democracia al usar el sistema judicial para entorpecer su candidatura.
“Joe Biden y sus aliados son una amenaza real e inminente a nuestra democracia”, escribieron Chris LaCivita y Susie Wiles, asesores de la campaña Trump, en un comunicado esta semana. “De hecho, de una manera jamás vista en nuestra historia, están librando una guerra en su contra”.
La tendencia de Biden de canalizar su dolor personal en llamados a la acción nacional es conocida. El mandatario ha sufrido grandes tragedias en su vida, como el accidente vial que mató a su primera esposa e hija pequeña en 1972 o la muerte de su hijo Beau por cáncer cerebral a los 46 años en 2015.
En 2020, Biden ganó la Casa Blanca prometiendo “sanar el alma del país”, y diciendo que decidió postularse al ver la marcha de grupos de odio con antorchas y esvásticas en Charlottesville, Virginia, en 2017.
Pero esta vez, el énfasis de la campaña Biden será en advertir que Trump y su movimiento “Make America Great Again” (“Devolvamos la Grandeza a Estados Unidos”) constituyen una amenaza existencial a la democracia nacional.
La campaña Biden ha resaltado el uso por parte de Trump de la retórica usada por Hitler, como cuando dijo que los inmigrantes que entran ilegalmente al país “están contaminando nuestra sangre” o cuando bromeó que será un dictador solo en el primer día de su gobierno.