La medida más llamativa de este último paquete son los nuevos pagos directos de 1.400 dólares a los contribuyentes que tengan ingresos inferiores a los 80.000 dólares anuales por persona, o 160.000 por pareja.

Asimismo, el plan incluye un rescate de 350.000 millones de dólares para Gobiernos locales y estatales; 20.000 millones de dólares para un plan nacional de vacunación y otros 50.000 para el sistema de pruebas de covid-19, además de ampliar hasta el 6 de septiembre las ayudas al desempleo, que caducan el 14 de marzo.

El rescate también contiene fondos para aerolíneas, sistemas locales de transporte y la red ferroviaria, además de para programas de comida, ayudas al alquiler o financiación para la reapertura de escuelas.

La propuesta original de Biden contemplaba un aumento a 15 dólares la hora del salario mínimo federal, que actualmente y desde 2007 está en 7,25 dólares la hora, pero ese punto no ha reunido los apoyos suficientes.

La oposición republicana está rotundamente en contra del rescate, por considerar que es “excesivamente costoso” y que es demasiado pronto para aprobarlo, dado que se están desembolsando aún los fondos del plan de estímulo impulsado en diciembre.

Por eso, los conservadores han tratado de entorpecer todo lo posible el proceso de aprobación, e impulsaron la maratón de votos sobre enmiendas que tiene ahora inmerso al Senado.

Entre las propuestas que fracasaron a lo largo de la madrugada y la mañana en la Cámara Alta estuvo una para negar fondos a las escuelas que permitan a adolescentes trans competir en programas atléticos femeninos y otra para pausar la aprobación de la ley con el objetivo de añadirle fondos para lidiar con el auge de migrantes en la frontera con México.