EEUU: Personal de la salud no vacunado recurre a la exención religiosa

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Cuando a la enfermera Julia Buffo le comunicaron que debía vacunarse contra el COVID-19 en su hospital de Montana, respondió llenando un formulario en el que declaraba que las vacunas iban en contra de sus creencias religiosas.

Citó varios versículos del Antiguo y del Nuevo Testamento, incluido un pasaje del Apocalipsis que los detractores de la vacuna suelen citar para comparar las vacunas con la “Marca de la Bestia”. Les dijo a sus jefes que Dios es el “máximo guardián de la salud” y que aceptar la vacuna la haría “cómplice del mal”.

Las exenciones religiosas como la que obtuvo Buffo son cada vez más comunes para los empleados de hospitales y asilos de ancianos que no están vacunados y que quieren mantener sus puestos de trabajo pese a los mandatos federales que entran en vigor en todo el país esta semana.

En algunas instituciones, el personal recurre a las exenciones religiosas y los directores las aprueban a gran escala. Se trata de una cuestión delicada para los administradores de los hospitales, que se esfuerzan por mantener un número adecuado de personal y suelen ser reticentes a cuestionar la legitimidad de las solicitudes.

“No vamos a tener una inquisición española al estilo de Torquemada para decidir si tu exención religiosa es otorgada o no por el gran inquisidor”, dijo el doctor Randy Tobler, director general del Hospital del Condado Scotland, en Missouri, donde alrededor del 25% de los 145 empleados siguen sin vacunarse y 30 de ellos han obtenido la exención.

Tobler, que está vacunado, dijo que algunos empleados amenazaron con renunciar si se les exigía la vacuna.

“Para la gente que quiere juzgar lo que hacemos en las zonas rurales de Estados Unidos, me encantaría que vinieran y se pusieran en nuestro lugar por un rato, que se sentaran en el escritorio y trataran de conseguir personal”, dijo Tobler.

En el Cody Regional Health de Wyoming, unos 200 de los 620 empleados han solicitado exenciones religiosas y la mayoría han sido otorgadas.

La semana pasada, el gobernador de Montana, Greg Gianforte, se comprometió a “defender a los montaneses contra la discriminación basada en su estatus de vacunación” en una carta abierta a los empleados del sector salud, y exhortó a los no vacunados a considerar la posibilidad de solicitar exenciones. Por su parte, los legisladores de Virginia Occidental han presentado una propuesta, pensando en los trabajadores sanitarios, que permitiría cobrar el seguro por desempleo a los que renuncien por haberles sido denegada la exención.

A partir del lunes, los trabajadores médicos en 24 estados estarán obligados a recibir su primera dosis de vacuna o una exención. El mandato ya entró en vigor a finales del mes pasado en las jurisdicciones que no impugnaron el requisito en los tribunales, aunque las acciones de exigibilidad no comenzarán de inmediato.

Esto afecta a una amplia franja del sector, ya que abarca a médicos, enfermeras, técnicos, auxiliares, voluntarios de hospitales, residencias de ancianos, agencias de salud a domicilio y otros proveedores que participan en los programas federales de Medicare o Medicaid.

Además del mandato federal, algunos hospitales y ciudades han impuesto sus propios requisitos. En el ejército también se exige la vacunación, pero los comandos son reacios a conceder exenciones por motivos religiosos.