WASHINGTON (AP) — Las autoridades reguladoras de Estados Unidos aprobaron el jueves la primera píldora anticonceptiva de venta libre, una decisión histórica que pronto les permitirá a las mujeres adultas y adolescentes obtener medicamentos anticonceptivos con la misma facilidad con que compran aspirinas y gotas para los ojos.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha autorizado la venta de Opill de una toma diaria sin necesidad de receta, lo que lo convierte en el primer fármaco de este tipo en venderse sin restricciones. El fabricante, Perrigo, con sede en Irlanda, no empezará a enviar la píldora hasta el año que viene, y no habrá restricciones de edad para su venta.
Las píldoras a base de hormonas han sido la forma más común de control de la natalidad en Estados Unidos, utilizadas por decenas de millones de mujeres desde la década de 1960. Hasta ahora, la venta de todas ellas requería una receta médica.
Las asociaciones de médicos y grupos de defensa de la salud femenina han hecho campaña a favor de un mayor acceso, señalando que aproximadamente el 45% de los 6 millones de embarazos anuales son no deseados. Las adolescentes y las niñas, las mujeres de color y las de bajos ingresos dicen padecer mayores obstáculos para obtener recetas y recogerlas.
Esos obstáculos son, entre otros, pagar la consulta médica, obtener permiso para ausentarse del trabajo y conseguir niñera.
“Esto es una verdadera transformación en el acceso a la anticoncepción”, dijo Kelly Blanchard, presidenta de Ibis Reproductive Health, un organismo sin fines de lucro que apoyó la nueva norma. “Esperamos que esto ayude a la gente a superar esas barreras que existen ahora”.
Perrigo dice que Opill podría ser una nueva opción importante para las aproximadamente 15 millones de mujeres estadounidenses que actualmente no utilizan ningún método anticonceptivo o usan métodos menos eficaces, como el preservativo. Se trata de una quinta parte de las mujeres en edad fértil.
Pero la cantidad de mujeres que realmente tendrán acceso al medicamento dependerá de su precio, que Perrigo tiene previsto anunciar posteriormente este año.
“La razón por la que tantas de nosotras trabajamos incansablemente durante años para conseguir píldoras anticonceptivas sin receta es mejorar el acceso… el costo no debería ser una de esas barreras”, dijo la doctora Pratima Gupta, del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos.
El suministro para un mes de la mayoría de las píldoras anticonceptivas más antiguas cuesta entre 15 y 30 dólares, en los casos en los que el seguro no lo cubre.
En general, los medicamentos de venta libre son mucho más baratos que los recetados, pero no suelen estar cubiertos por el seguro de gastos médicos.
Obligar a las aseguradoras a cubrir los anticonceptivos sin receta exigiría un cambio normativo por parte del gobierno federal, que los defensores de las mujeres están instando al gobierno de Biden a poner en práctica.
La aprobación de la FDA ofrece a las mujeres estadounidenses otra opción anticonceptiva en medio de las batallas jurídicas y políticas con respecto a la salud reproductiva, incluida la revocación el año pasado del fallo del caso de Roe contra Wade, que ha modificado el acceso al aborto en todo el país.
Dicho lo anterior, la aprobación del Opill no está relacionada con las disputas en curso en los tribunales en torno a la píldora abortiva mifepristona. Y en general, los grupos opositores al aborto han señalado que no se oponen a los anticonceptivos, que son utilizados para evitar los embarazos, no para ponerles fin.
Sin embargo, eso no ha disminuido los temores de que la anticoncepción pueda convertirse algún día en un objetivo. Cuando la Corte Suprema anuló el fallo del caso Roe contra Wade, el juez Clarence Thomas escribió una opinión separada en la que pedía explícitamente a sus colegas que pusieran sobre la mesa del máximo tribunal los casos de matrimonios entre personas del mismo sexo, sexo gay y anticoncepción.