El arzobispo metropolitano de San Juan, Monseñor Roberto Octavio González Nieves ordenó el lunes, a las diócesis de la Iglesia Católica en Puerto Rico, cerrar las puertas de sus templos hasta el 30 de marzo como medida preventiva ante la llegada a la Isla del Coronavirus (Covid-19).

Conscientes de nuestra responsabilidad como pastores y a raíz del Boletín Administrativo Número OE-2020-023 en forma de Orden Ejecutiva que prohíbe toda actividad pública desde hoy hasta el 30 de marzo de 2020, decretamos: 1. Las celebraciones eucarísticas se realizarán privadamente por el sacerdote, y los feligreses podrán participar activamente de manera remota es decir virtualmente.

Desde hoy, III Domingo de Cuaresma, quedan suspendidas todas las celebraciones públicas de la Eucaristía con la participación de los fieles, también la dominical. Los sacerdotes han de celebrar diariamente la Misa ofrecida por todos los enfermos y por quienes los atienden. Todos los fieles quedan dispensados del precepto dominical mientras dure la grave crisis del coronavirus. Les invitamos a que reunidos en familia sigan la celebración de la Eucaristía por los medios de comunicación social”, reza parte de la orden de González Nieves.

Además añade que, “Vemos la urgencia de suspender todas las actividades pastorales y parroquiales tales como: retiros, vía crucis, peregrinaciones, ensayos, conferencias, misiones, cursos, talleres, catequesis, reuniones parroquiales, de movimientos, así como cualquier evento que propicie la reunión de fieles en el mismo lugar. El virus necesita que haya movimiento de personas para poder sobrevivir”.

“La atención pastoral inmediata se realizará de manera remota. Se establecerá un sistema de comunicación entre los miembros de las comunidades para conocer y acompañar a los feligreses en el transcurso de la emergencia. De tener que visitar a un enfermo grave, deberá tomar las medidas preventivas apropiadas”, continúa.

Con relación a las celebraciones de la Semana Santa, el 30 de marzo se emitirán las directrices pertinentes.

“Recordamos a todos los cristianos y cristianas que la Cuaresma es un tiempo oportuno para intensificar la oración. Pedimos al Señor, por la intercesión de Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, que de consuelo al que sufre, termine con esta pandemia, e infunda en todos nosotros y nosotras el bálsamo de su amor, paz y misericordia para que seamos librados de lo peor de esta enfermedad”, concluyó.