MADRID (AP) — Desde las playas con palmas en el sur de India hasta las calles llenas de bares en las Islas Baleares españolas y las colinas irlandesas, restaurantes y bares están emergiendo como las líneas del frente para prevenir un resurgimiento del coronavirus.

Con la temporada de vacaciones veraniegas arrancando en Europa para millones de personas hastiadas de meses de encierro, las escenas de turistas británicos y alemanes borrachos en Mallorca e ignorando las normas de distanciamiento social y reportes de turistas estadounidenses violando las reglas de cuarentena en Irlanda están causando temores de un aumento de las infecciones en países que han batallado durante meses para controlar el COVID-19.

El ministro de relaciones exteriores de Alemania condenó a los turistas alborotadores por poner en peligro avances peleados en los esfuerzos contra el virus.

“Apenas conseguimos reabrir las fronteras en Europa. No podemos arriesgar eso con conducta insensata”, dijo Heiko Maas en declaraciones al Funke Media Group el jueves. “De lo contrario, es inevitable la imposición de nuevas medidas”.

En un paso dirigido a frenar la diseminación del coronavirus y sacudirse la reputación como eje de juergas, las autoridades regionales de las Islas Baleares españolas ordenaron el cierre a partir del jueves de todos los bares en dos áreas de fiesta cerca de la playa de Palma de Mallorca y en Punta Ballena, en la vecina Magaluf.

Los dueños de bares reaccionaron furiosamente a las nuevas restricciones en las islas, que como otras regiones de España han registrado recientemente pequeños aumentos de las infecciones, ninguno de los cuales ha sido vinculado con turistas visitantes ni sitios de celebraciones. Los bares y clubes emplean a unas 20.000 personas en la región.

“Han aprovechado la presencia de la COVID para tomar medidas drásticas que son propias de otros países, cerrando calles y el libre ejercicio de la iniciativa privada”, dijo Jesús Sánchez, líder de una asociación local de negocios, en declaraciones a The Associated Press. “Van a favorecer fiestas clandestinas donde las imágenes que nos llegan son escalofriantes, con una falta de control que no se daría en nuestros locales.”

Los festejos de los turistas en Mallorca contrastaron con un servicio solemne de conmemoración el jueves por la mañana en Madrid, donde los familiares de unas 100 víctimas del COVID-19 se sentaron, respetando las normas de distanciamiento, con representantes de los trabajadores de salud y otras profesiones vitales y con el rey y la reina de España para rendir tributo a los muertos y a quienes combaten la pandemia.

En un discurso emotivo, Hernando Calleja dijo que compartía el dolor de la muerte de su hermano José María, un conocido periodista y escritor, con otros familiares de víctimas “anónimas”.

“No olvidemos que la COVID-19 fue y sigue siendo una ejecutora fría, cruel y destructora”, dijo Calleja en la ceremonia en el palacio real.

Otro eje turístico europeo, Grecia, levantó el 15 de julio la suspensión de vuelos desde Gran Bretaña y el jueves recibió a los primeros arribos con pruebas aleatorias en el aeropuerto de Atenas.