El Obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández Torres, dijo el jueves, que se opuso a la “imposición de la ideología de género” por vía legislativa a través de proyectos como los propuestos Proyectos del Senado 184 y 185, mediante una carta enviada a los senadores.

“¿Es delito ser cristiano en Puerto Rico? En efecto lo es cuando se pretende imponer, so pena de acusaciones de ‘maltrato institucional’, que nuestras instituciones religiosas enseñen algo que es intrínsecamente contrario a la fe, la biología y la razón humana”, dijo Fernández Torres en declaraciones escritas.

Explicó que el primero de los proyectos, PS 184, convierte en maltrato de menores y maltrato institucional “cualquier esfuerzo o tratamiento dirigido a cambiar el comportamiento corporal, expresiones o la orientación sexual de una persona, así como eliminar o reducir atracciones románticas o sexuales o sentimientos hacia personas del mismo género”, según incluido por el proyecto de ley en la definición que hace de “terapia de conversión”. Así, “cualquier esfuerzo” que pueda interpretarse como estar dirigido a reducir la atracción romántica hacia el mismo sexo en los colegios religiosos, podrían ser considerados como maltrato institucional bajo esta definición. De igual modo, el proyecto de ley propone enmendar la Ley 246-2011, para que los padres que realicen esos esfuerzos, sea considerado como maltrato de menores. Cabe destacar que las consecuencias del maltrato bajo el Artículo 3 de la ley 246-2011 incluyen “privar del ejercicio de la patria potestad al padre y/o madre del menor”.

De su parte, el Proyecto del Senado 185 impone la ideología de género con fuerza de ley en todas las agencias gubernamentales. Así, “se le ordena al Departamento de Educación, como parte de la educación con perspectiva de género, incluir la violencia en el noviazgo, entre parejas de cualquier orientación sexual e identidad de género, en su currículo educativo”.

Al respecto, el Obispo reiteró que ambas medidas y medidas similares se traducen en una persecución religiosa, “cuando se pretende acusar de ‘maltrato’ a los padres con convicciones que hagan ‘cualquier esfuerzo’ por transmitir a sus hijos la verdad sobre la naturaleza humana, iluminada por la fe”.

“Cuando se pretende quitar la licencia a todos los profesionales de la salud que, fundamentados en una real discrepancia médica sostenida por la ciencia y la biología, difieran de la ideología dominante, en efecto, se está persiguiendo, encarcelando, atropellando a un gran sector de la sociedad por su manera de pensar. Cuando incluso te arriesgas a ser procesado legalmente por la labor voluntaria que realizas en una institución sin fines de lucro de base de fe y se obliga a actuar en contra de las convicciones religiosas más profundas, se trata de una persecución religiosa”, prosiguió el Obispo.

Al respecto, destacó que “La ideología de género no sólo pretende silenciar la fe, sino además imponer la creencia de que el sexo [hombre-mujer] es algo simbólico, de lo que se puede disponer libremente sin consecuencias, siempre y cuando se imponga en toda la sociedad esta manera de pensar y se silencie a todos los cristianos o a todo el que no esté de acuerdo con semejante creencia, que exige renunciar a la lógica. La ideología de géneros extrapola la lucha de clases marxistas al escenario familiar, para crear una lucha entre el hombre como opresor y la mujer como oprimida, en la que la única salida sea liberarse de las clases sexuales hombre-mujer. En su afán por deshacerse de la heterosexualidad y de todo lo que piensan que la sociedad impuso, obvian todo el fundamento científico del ser humano como ser sexuado e intentan silenciar toda opinión médica que discrepe”.

El obispo concluyó su carta con un llamado a las conciencias de los legisladores bautizados que se proclaman públicamente católicos. Al respecto, citó las palabras del Papa Francisco en su encuentro con los Obispos Polacos y las posteriores declaraciones del Papa Francisco en la capilla de Santa Marta, en las que directamente el Papa se refiere a la ideología de género como una “colonización ideológica”, en la que “se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la creación como Él la ha hecho”.

“En este tiempo de Cuaresma, en el que la Iglesia llama a la conversión de los corazones recordando a todos que ‘Polvo eres y en polvo te convertirás’, me repito a mí y les repito a todos las palabras de San Pedro en el pórtico de Salomón: ‘Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que les había sido destinado, a Jesús’ (Hechos 3,19-20)”, concluyó el Obispo.