WASHINGTON (AP) — Después de un largo período de pesimismo, los estadounidenses empiezan a sentirse mejor con respecto a la inflación y la economía, una tendencia que podría sostener el gasto de los consumidores, impulsar el crecimiento económico y afectar potencialmente la suerte política del presidente Joe Biden.
Una medida de la opinión del consumidor realizada por la Universidad de Michigan ha dado el mayor salto en los últimos dos meses desde 1991. Una encuesta realizada por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York encontró que las expectativas de inflación de los estadounidenses han alcanzado su punto más bajo en casi tres años. Y la misma encuesta, publicada la semana pasada, encontró que la proporción que espera que sus propias finanzas mejoren dentro de un año está en su nivel más alto desde junio de 2021.
Los economistas dicen que los consumidores parecen responder a una inflación cada vez más lenta, mayores ingresos, precios de la gasolina más bajos y un mercado de valores al alza. La inflación ha caído desde un máximo de alrededor del 9% en junio de 2022 al 3,4%. Según el indicador de precios preferido de la Reserva Federal, la inflación ha alcanzado el objetivo anual del 2% de la Reserva Federal, tras mediciones a lo largo de los últimos seis meses.
Es más, los salarios han superado a la inflación durante el año pasado, lo que ha facilitado la adaptación de los estadounidenses a un costo de vida más alto. Los ingresos semanales del trabajador típico —a medio camino entre quienes ganan más y quienes ganan menos— aumentaron 2,2% el año pasado tras el ajuste por inflación, informó el gobierno la semana pasada. Según esa medida, el salario ajustado a la inflación es 2,5% más alto que antes de la pandemia.
“Si bien la caída de la inflación tardó algún tiempo en afectar la opinión del consumidor, parece que las buenas noticias finalmente se están asimilando”, dijo Grace Zwemmer, analista de Oxford Economics, una empresa de pronósticos económicos y análisis econométricos.
Incluso con la desaceleración constante de la inflación, los precios siguen casi un 17% más altos que hace tres años, lo que es una fuente de descontento para muchos estadounidenses. Aunque algunos productos individuales se están volviendo menos costosos, es probable que los precios en general se mantengan muy por encima de sus niveles previos a la pandemia.
Esa dicotomía —la rápida caída de la inflación con un costo de vida aún elevado— probablemente planteará una pregunta clave en la mente de los votantes, muchos de los cuales todavía sienten los persistentes efectos financieros y psicológicos del peor episodio de inflación en cuatro años. décadas. ¿Qué tendrá más peso en la elección presidencial: la dramática reducción de la inflación o el hecho de que la mayoría de los precios son mucho más altos que hace tres años?
Considérese el precio de los alimentos, uno de los productos con los que las personas se topan con mayor frecuencia. La inflación de los comestibles se ha desplomado a apenas el 1,3% comparado con el pico anual de 13,5% en agosto de 2022. No obstante, una canasta típica de alimentos todavía cuesta un 20% más que en febrero de 2021, justo antes de que la inflación comenzara a acelerarse. En promedio, los precios del pollo han aumentado un 25%. También el pan. La leche es 18% más cara que antes de la pandemia.
El costo de alquilar un apartamento también se ha disparado y todavía aumenta más rápidamente que antes de la pandemia. El costo de alquiler se incrementó un 6,5% respecto al año anterior, casi el doble del ritmo previo a la pandemia. En su punto máximo a principios de 2023, los alquileres aumentaban casi un 9% anual.
Los costos mucho más elevados de necesidades como la comida y el alquiler todavía representan una carga pesada para personas como Romane Marshall, un ingeniero informático de 30 años que vive en las afueras de Atlanta.
A finales de 2020, Marshall tomó clases de programación informática para intentar tener un mejor empleo que los trabajos de almacén y servicio al cliente que había desempeñado previamente. Cuando fue contratado por una empresa de consultoría de servicios profesionales en abril de 2021, estaba “extasiado”. Después de completar un programa de aprendizaje el año siguiente, su salario saltó de 50.000 a 60.000 dólares.
No obstante, sus gastos también siguieron aumentando. Al mudarse a un nuevo apartamento para estar más cerca de su empleo, cuando su empresa pasó del trabajo remoto de tiempo completo a un esquema de horario híbrido, su alquiler se duplicó a 1.475 dólares por mes, de los 700 que pagaba por una habitación en la casa de un amigo.
Marshall dice que su factura típica de comestibles ahora es de entre 120 y 130 dólares, en comparación con los solo 70 a 80 dólares hace tres años. Para mantener sus gastos de electricidad bajos, sólo enciende la calefacción de su apartamento de vez en cuando.
“Ha habido algunos cambios positivos, sólo que las cosas se volvieron caras”, dijo. “Lo único que noto es que el precio de los alimentos todavía es alto”.
Algunos estadounidenses tienen ahora una perspectiva más alegre. La contratación se ha mantenido sólida y la tasa de desempleo se ha sostenido por debajo del 4% durante casi dos años, el período más largo desde la década de 1960.
Dana Smith, desarrollador de software, dice ser optimista respecto a que la economía está mejorando. Tanto él como su esposa recibieron aumentos salariales que han ayudado a compensar los aumentos de precios de los últimos tres años. Smith, de 40 años, vive en Matthews, Carolina del Norte, aproximadamente a media hora de Charlotte, donde él y su esposa compraron una casa hace unos tres años. Desde entonces, su valor ha aumentado alrededor de 30%, lo que ha incrementado la riqueza familiar.
“Mi percepción”, dijo, “es que la economía mejora y mejora”.
El creciente optimismo del público sobre la economía podría indicar un nuevo entusiasmo por la candidatura de Biden este año, luego de que resultados débiles en las encuestas hayan definido gran parte de su mandato. Aún así, Ryan Cummings, un economista que ha analizado la confianza del consumidor y cómo se ve afectada por las opiniones políticas, advirtió que la política podría limitar la mejora en la percepción pública.
Las perspectivas económicas de los estadounidenses, dijo, están cada vez más afectadas por el partidismo político y no por el desempeño subyacente de la economía.
“A medida que avanzan la elección”, explicó Cummings, “y se vuelve más claro que la carrera de 2024 será Trump contra Biden, el pesimismo de los republicanos podría aumentar más que el sentimiento positivo de los demócratas, haciendo que el sentimiento vuelva a bajar, independientemente de los fundamentos económicos”.
La encuesta de la Universidad de Michigan encontró que la opinión del consumidor entre los demócratas aumentó un fuerte 11,8% en enero, el segundo aumento más grande que se haya registrado. (El mayor aumento entre los demócratas se produjo inmediatamente después de la victoria presidencial de Biden en 2020).
Muchos estadounidenses todavía podrían estar a favor de que el gobierno tome medidas, no solo para frenar la inflación, sino también para tratar de reducir los precios generales a donde estaban antes de la pandemia. En un trabajo de investigación clásico de 1997, el economista ganador del Premio Nobel Robert Shiller encontró que dos tercios de quienes respondieron a una encuesta que realizó estaban de acuerdo en que el gobierno debería intentar revertir un aumento del 20% en los precios.
No obstante, todos los economistas advierten que cualquier intento de hacerlo requeriría un debilitamiento significativo de la economía, como resultado ya sea de fuertes aumentos de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal o de aumentos en los impuestos. La consecuencia probable podría ser una recesión que costaría millones de puestos de trabajo.
David Andolfatto, economista de la Universidad de Miami y execonomista de la Reserva Federal, dijo que es mejor que los salarios aumenten con el tiempo para que la gente se ajuste a precios más altos.
“El costo de vida es más alto, los salarios son más altos”, apuntó. “Simplemente sigamos adelante. No hay necesidad de que (el gobierno) vuelva a reducir el nivel de precios. Sería demasiado doloroso”.
Claudia Sahm, fundadora de la firma Sahm Consulting y también execonomista de la Reserva Federal, reconoció que “la gente está enojada” por el aumento de los precios.
“Pero entonces, la siguiente pregunta es: ¿te alcanza?”, preguntó. “No todo el mundo puede responder que sí a esa pregunta. Pero con el tiempo, más y más personas podrán decir que sí”.