NUEVA YORK (AP) — Las protestas que sacuden el país desde la semana pasada –y la respuesta de la policía a ellas– amenazan con desbaratar los esfuerzos por contener el brote de coronavirus justo cuando parecía que finalmente lo estaban controlando en Estados Unidos.

Es vital que las personas que se contagian recuerden con quiénes estuvieron en contacto para poder alertar a los demás y también para tratar de determinar quién las contagió. Pero en concentraciones masivas, es casi imposible hacer una lista de la gente con la que se estuvo en contacto.

Ese proceso, por otro lado, depende en buena medida de algo que puede escasear pronto: Confianza en el gobierno.

“Esto que está pasando compromete la confianza que se necesita”, dijo Sandro Galea, decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston. “Si no contamos con eso, me temo que nuestra capacidad de contener el virus se verá limitada”.

Las autoridades del gobierno esperaban seguir reabriendo negocios, iglesias y otras organizaciones después de meses de cuarentenas y otras medidas para prevenir la propagación del virus. Expertos en la salud esperaban también que la reanudación de actividades estuviese acompañada de pruebas masivas, rastreo de contactos y aislamientos para evitar un nuevo brote.

En la última semana, las protestas derivadas de la muerte de George Floyd, un afroamericano fallecido cuando un policía blanco le puso la rodilla en el cuello mientras estaba tendido en el piso para inmovilizarlo, atrajeron miles de personas pegadas unas a otras en más de 20 ciudades.

No está claro qué posibilidades de contagio hay en concentraciones grandes al aire libre. Es sabido que el contagio es más fácil en espacios cerrados. Muchos de los manifestantes llevan tapabocas y los contactos con otros son más bien al paso, gente que se cruza, no duraderos, destaca William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Vanderbilt.

De todos modos, los entendidos creen que los esfuerzos por contener el virus pueden verse afectados.

El alcalde de Los Ángeles anunció el sábado que estaban cerrando los centros donde se hacen pruebas de coronavirus por cuestiones de seguridad relacionadas con las protestas. Algunas de las clínicas que hacen esas pruebas en Minneapolis han sido dañadas durante las protestas, según un portavoz de la municipalidad.

Una reducción en la capacidad de hacer pruebas “puede darle ventaja al virus para que vuelva a esparcirse”, dijo Schaffner.

El rastreo de contactos, por otro lado, preocupa más todavía. Involucra personal que trabaja para entidades del gobierno y que hace preguntas íntimas a la gente, como dónde han estado y con quiénes ha hablado.

“En estos momentos reina un ambiente en el que se refuerza o se genera desconfianza en la autoridad gubernamental y la gente puede no tener interés en hablar con nadie del gobierno”, señaló Schaffner.

Sobre todo en las comunidades afroamericanas que lidian con episodios de violencia policial y frustraciones de vieja data por su marginalización y el trato que reciben de parte de organismos del gobierno. Y esas son las comunidades más golpeadas por el virus en Estados Unidos y donde son más necesarias las medidas de salud pública para contener el brote.

En una conferencia de prensa el comisionado de seguridad pública de Minnesota John Harrington usó el sábado la expresión “rastreo de contactos” al describir la investigación de los episodios de violencia. Indicó que el objetivo era “ver si organizaciones delictivas o supremacistas blancos tuvieron algún papel” y “comprender cómo aplicarles la ley”.

El uso de la expresión “rastreo de contactos” por parte de la policía puede complicar la tarea de los trabajadores de los servicios sanitarios que tratan de contener el virus, según expertos.

“Se usa mal la expresión ‘rastreo de contactos’. Eso no es rastreo de contactos”, afirmó Tom Fieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades”.

“El rastreo de contactos en un servicio para los pacientes y sus contactos. No tiene nada que ver con actividades policiales. Nada”, dijo Frieden, quien actualmente preside Resolve to Save Lives, una organización sin fines de lucro que trata de prevenir epidemias.

Galea dijo que espera que la gente sepa distinguir entre al rastreo que hacen las autoridades sanitarias y el de la policía. “Pero sospecho que puede resultar difícil hacer esa distinción cuando te sientes marginado y que eres un blanco del gobierno”.