La Organización Panamericana de la Salud aseguró el jueves que los efectos de la pandemia de coronavirus sobre la salud mental son cada vez más evidentes e instó a los países de Latinoamérica a cumplir con su palabra y ofrecer apoyo psicológico a la población.
“Mientras más larga sea la crisis, mayor será el impacto que tendrá en el bienestar colectivo”, expresó Jarbas Barbosa, subdirector de la OPS. “Reconocer que la salud mental es una prioridad no es suficiente. Los países deben garantizar que los servicios de salud mental tienen el personal suficiente, la disponibilidad y los recursos financieros que requieren y merecen”, dijo en la rueda de prensa virtual semanal de la organización.
La advertencia tuvo lugar en una de las semanas en que la región ha experimentado más casos de enfermos de coronavirus desde que se declaró la pandemia, con más de un millón de nuevos infectados en las Américas en los últimos siete días.
En total, cerca de 20 millones de personas se han infectado en la región y casi 650.000 han muerto, de acuerdo con información de la OPS. Estados Unidos es el país más afectado en el mundo, pero entre los diez primeros de la lista también aparecen Brasil, Argentina, Colombia y México.
Aunque Estados Unidos, México y Canadá han registrado nuevos picos y los casos siguen en aumento, Chile ha logrado reducir la tasa de infecciones desde julio, y Paraguay desde septiembre. Uruguay, en tanto, ha evitado el contagio comunitario. La OPS destacó a estos países como ejemplos de la implementación de medidas sanitarias efectivas para proteger a la población y aplanar la curva.
En todos los casos, dijo, el cuidado de la salud mental es clave para el bienestar individual y colectivo.
Información preliminar del estudio HEROES, que realiza la OPS junto a la Universidad de Chile, la Universidad de Columbia y otras instituciones de mas de una veintena de países revela signos alarmantes para Latinoamérica, dijo Barbosa.
El estudio, que incluye hasta ahora a Argentina, Chile, Guatemala, Perú, México y Venezuela, revela que uno de cada cinco trabajadores de la salud experimenta síntomas de depresión, dijo el subdirector de la OPS. En Chile, casi uno de cada 10 tiene pensamientos suicidas y más del 75% de los trabajadores de la salud temen contraer COVID y contagiar a sus seres queridos.
No ofreció otros detalles sobre cada uno de los países participantes.
La información de Chile corresponde a junio y julio, cuando el país sudamericano era uno de los más afectados en la región, con una cifra de contagio diario de 6.900 casos. En la actualidad los contagios se mantienen entre 1.000 a 1.500 diarios, con una positividad que bordea el 5%. No obstante, la OPS advirtió que los países no deben relajarse.
La segunda ola de la pandemia que registra Europa deja en evidencia que aún cuando se haya aplanado la curva o bajado el contagio, el virus seguirá expandiéndose mientras no haya una vacuna y por eso los países deben seguir implementando medidas no farmacéuticas como el distanciamiento social, el uso de máscaras y la higiene de manos, de acuerdo con los expertos de la OPS.
Además del personal sanitario, la OPS dijo que las personas con discapacidades y enfermedades pre-existentes, los ancianos, y las minorías étnicas enfrentan un mayor estrés por el COVID-19 y son más susceptibles a enfermedades mentales.
Aunque muchos de los países han admitido que la salud mental es una prioridad, no implementan los servicios a tiempo, de acuerdo con un estudio de la OPS y la Organización Mundial de la Salud. Entre los problemas aparecen la falta de financiamiento de esos servicios y la escasez de personal.
“La pandemia del COVID-19 es una crisis que tendrá efectos la largo plazo. Y si hay algo que hemos aprendido es que la salud mental está intrínsecamente relacionada con la salud física”, expresó Barbosa para enfatizar la importancia de que los países ofrezcan los servicios correspondientes.
A nivel global, más de 48 millones de personas se han enfermado y más de 1,2 millón han muerto de coronavirus según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.