La playa de Agua Dulce suele ser un mar de gente, atestada con hasta 40.000 personas por día durante el verano austral en Perú, que va desde diciembre a marzo.

Pero la pandemia del nuevo coronavirus ha cambiado todo eso. El presidente de Perú, Martín Vizcarra, declaró el estado de emergencia cuando las muertes comenzaron a aumentar y ordenó a la población que se quedase en sus casas, lo que vació en gran medida la playa.

La milla de arena marrón grisácea ubicada a 2 millas al sur del centro de la capital, Lima, es un refugio para la clase trabajadora, un lugar al que los visitantes llegados de las tierras altas andinas meten por primera vez sus pies en el agua.

En esta imagen, tomada el 16 de febrero de 2020, la playa de Agua Dulce atestada con miles de bañistas en Lima, Perú. En algunos fines de semana durante el verano austral, que va de diciembre a marzo, hasta 40.000 personas al día visitan el medio kilómetro (milla) de arena de Agua Dulce. (AP Foto/Rodrigo Abd)

Pero en los últimos días, un ejército de aves marinas ha tomado el arenal abandonado por los humanos. Los puentes peatonales, antes abarrotados, están prácticamente vacíos. En lugar de un caos de huellas humanas, la playa está tatuada ahora con las pisadas de gaviotas y pelícanos.

Los agentes de policía que hasta hace poco buscaban vendedores ambulantes sin licencia entre la multitud, ahora caminan por la playa vacía para disuadir a los posibles bañistas. Los sorprendidos en esta situación reciben apenas una advertencia.

Uno de los pocos que desafió la norma era Tomás Cabrera, de 86 años, que se sentó en una escollera disfrutando de la inusual soledad.

“No hay gente en las calles, los autos no circulan, las fábricas no funcionan”, dijo.

En esta imagen, tomada el 25 de marzo de 2020, una hilera de duchas públicas, normalmente atestadas de bañistas, vacías en la playa de Agua Dulce, en Lima, Perú. (AP Foto/Rodrigo Abd)

Fuente: AP