Madeline Gotay, representante de los Familiares Asociados por Nuestra Gente y de la Asociación Pro Derechos al Confinado, exigió el martes acción urgente al secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), Erick Rolón Suárez para que se resuelva la alegada crisis en la calidad de los alimentos que se sirven en las cárceles.

“Le pedimos al secretario de corrección Erick Rolón Suárez y al gobierno de Puerto Rico que cancelen el contrato a la compañía Trinity Service Group, ya que no brinda los servicios mínimos y que de una vez y por todas resuelvan esta crisis histórica con la alimentación de los confinados”, dijo Gotay en una comunicación escrita.

Alegó que aún cuando el estado asigna millones de dólares anuales a esta compañía, la calidad de los alimentos que se les ofrece es inaceptable y que los alimentos que la compañía adquiere y el proceso de confección de los mismos no cumple con la calidad mínima requerida para alimentar un ser humano.

“El sabor de los alimentos es pésimo, los menús repetitivos, se distancian de lo que está redactado en los ciclos semanales. Una cosa es lo que dice el papel y otra es lo que sirven en la bandeja”, alegó.

Además, Gotay alegó que los alimentos tampoco cumplen con la temperatura establecida al momento de servirse, por lo que los confinados tienen que comerse los alimentos fríos.

En el caso de las dietas especiales por condiciones de salud, como alta presión, diabetes o condiciones estomacales, Gotay alegó que Trinity sirve una dieta relativamente genérica para toda la población que debido a su calidad y su sabor es casi imposible que los confinados la puedan ingerir, lo que incide en la alta cantidad de confinados con problemas recurrentes de salud “debido a su pobre alimentación”.

“Otro problema que enfrenta la población penal es la pobre condición en que se encuentran las cocinas de los penales, tales como fumigaciones inadecuadas que provocan la proliferación de cucarachas, extractores de vapor que en su mayoría no funcionan, calderas en pésimas condiciones, las bandejas regulares, bandejas carros, canes termales rotos e inservibles y las placas de poner los alimentos partidas”, argumentó.

De otra parte, alegó que el área donde se almacenan los desperdicios no cumple con la temperatura necesaria, lo que fomenta que se fermeten y que el hedor se vuelva insoportable. Además de que la mayoría de las maquinas de hielo no funcionan. No existen planes de contingencia cada vez que se daña una caldera o un voila, por lo que en ese caso sirven a la población es pan con jamón y queso.

“Nuestros familiares aunque están ahí por que cometieron un error, se están rehabilitando y siguen siendo seres humanos que se merecen una alimentación razonable”, finalizó Gotay.