Las reducción en los inventarios de productos a nivel mundial comienzan a tener sus efectos en el bolsillo del consumidor. La demanda es mayor a la oferta y muchos fabricantes no cuentan con la mano de obra suficiente para cumplir con mayoristas y detallistas. Solo en el renglón de alimentos, Puerto Rico importa sobre el 80 por ciento y falta un 20 por ciento de productos en las góndolas. Félix Alemán con la historia.